martes, 23 de octubre de 2012

Job



                                    


                                         





a Hugo Ibarruri: por tallar
la agonía de Job.                                                                                                                                                                  d.m.                                                                                                           



Tú que amas
hasta los huesos de Dios
que te lastiman: 
aguas vivas de hiel
-tu piel de grito amargo
en el mar de tu hoguera-.
Me hieren -impotentes-
las aves de tus ojos que agonizan
-la luz no retenida cayendo como rayos 
a los ríos empedrados de la sangre 
o al pozo de tu huella bendecida-.

Me duele ver tu sed:
esa línea agridulce de labios sin mentiras
donde el alma condena tu ceniza;
-oscura selva de los frutos negados-.

Job,¡despierta!
¿No comprendes los tormentos que liberas?
¿Quién madura la fruta del dolor
y desdeña la fe que te devora?
¿Ves la sombra de quién?
-Corta la luna nueva ¿y en qué luz
de diadema se desangran tus hijos?

Aurora de la carne mancillada
-¡huyo de ti y retorno!-
¡desempolvo tu rostro de mi rostro
 hasta no verme más!

Amalgama de penas virginales
hechicero de humanidad divina:
-me ahogo  en tu delirio-
me espinas con tus dedos:
 ¡soy vertiente en la tumba de tus ojos
 y arena del espanto!

                                                        
                                                       



2 comentarios:

  1. Julio Viana escribió lo siguiente:
    Estimado amigo: No pasará inadvertido a su fina sensibilidad, que nada escapa más a la soberbia de los hombres que el vano intento de interpretar la creación ajena en cualquiera de sus formas. En particular creo que esa mágica asociación de figuras metafóricas que construyen el alma de toda poesía es a su vez, entre todas ellas, la privilegiada en cuanto a opacidad extrema a todo intento de desentrañara. Creo que al acercarse a una poesía en particular, no importa cuales sean sus sentimientos hacia ella, cada individuo en si y ante si, la descontruye y la construye nuevamente, la desarma y la arma, una y mil veces y aquella original que empezó a mostrar sus primeros empeños en el alma de su creador, vuelve una y mil veces a transformarse en un interminable ciclo metafórico infinito.
    A mi humilde juicio eso está bien y no sería entendible Propercio o Dante o los tantos nuestros cercanos o más próximos o cualquier otro si osáramos asumir derecho a interpretarlos, o ¡dios nos libre! juzgarlos desde nuestra vida, realidades y contextos. Toda esta perorata es para decirle que la poesía que usted escribe con tanto amor y fuerza expresiva, le pertenece en su originalidad, luego donada a los juegos de la vida, se transformará una y otra vez y será bella flor o liviana y suave mariposa. O caerá y será devorada en tanta charca sucia y maloliente que están esperando como seres bestiales, para expresar su perversidad. Es el destino de toda poesía. Las veo a menudo, hermosas y orgullosas, esperando en estantes olvidados. En su Job vi construido un poderoso grito universal, humano y cósmico, un resuelto sentimiento en ira, el estruendo de un corazón al sentir que la vida tiene en su grandeza los sentimiento encontrados de Job, con todas sus peripecias.
    J.N.Viana

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  2. Querido Julio, eso que tú apuntas es a mi propio destino. El hombre se representa con sus dos caras como el dios Jano, lo que queda atrás y lo que continúa, y estas dos facetas avanzan y retroceden hasta encontrarse con su presente, y en medio de este viento que no arrastra cabe preguntarnos: ¿se está mirando nuestro ser -y el tiempo de la vida- en un espejo de luz o en un espejo de sombras y de sangre?. ¿Donde está Job, o este Desaparecido al que reclamo vivo en mis poemas?.O esta Guerra que duele y nos duele, no fabricada por fantasmas,que arrasa a la humanidad y ensucia con la muerte más terrible la grandeza del hombre. O este dolor que también pasa por Job, ¿no es acaso mi dolor y tu dolor, nuestro dolor tocado?. Dalmiro

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