Muerta mía,
siento que viajas
al oscuro silencio de tus ojos,
que te alejas así
(de azul azul) al frío de tus manos
-limbo de arena lis- ¡cal de la muerte!
Y muero del amor
(del beso mío) y del morado azul
en el que callas,
donde la flor ignora
y el corazón no sabe
si maduran en vano mis besos
de tormenta;
si la noche despierta tu piel
abandonada
o las aves oscuras del suplicio.
Si por ira de amor -gota de polen-
los candados morados
ya
oxidaron los ojos de tus rosas
hambrientas!
Dalmiro Meneses, 23 noviembre 2007 Uruguay
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