El uniforme cuelga
de su luz oliva.
En un banco
de niebla
está sin alma,
espuma sostenida
de rencores;
soledad de
metales sudorosos.
Él se vuelca en un pozo
de angustia permanente
donde la carne mira
el miedo casi
joven
de una llama.
Y ella
–impotencia de luz–
se hunde como el
beso
que ha caído.
Dalmiro Meneses, 20 agosto 2007
Hospital Militar - Uruguay
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