miércoles, 28 de septiembre de 2011

Miedo



Un  pájaro de miedo me ha llevado
(sediento de tu playa) para picar
las piedras de tus ojos,

y al romper el cinturón de las arenas
desnudarme en tu cuerpo
como el viento salado en tu garganta,

-hasta darte con mi fiebre / lo más alto:
el vértigo del cielo,
¡la estrella de tu sangre!
/poder mirar la palidez sin nombre
 de la muerte blanca /
si mis manos -enfermas de tormentos-
 inmolaran hogueras de tu noche.

                                                                                      

                                                                       Dalmiro Meneses -- Montevideo - 6/8/2006



3 comentarios:

  1. Gracias, Dalmiro, por este poema donde el erotismo es delicado y espiritual, y al mismo tiempo está recorrido por la pasión fogosa. Hay imágenes muy bellas, como "romper el cinturón de tus arenas", "desnudarme en tu cuerpo" o "la estrella de tu sangre", sólo por nombrar las que más me impresionaron. El texto se mueve entre la finura y la violencia ("miedo", "picar las piedras de tus ojos", "romper", "muerte"); lo intangible y lo corpóreo, como espejo de las fuerzas que protagonizan el acto de amor. Un abrazo. Adriana Maggio

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  2. Se me ocurre decir que bien, que bien mi amigo, que amigo suyo quiero ser, que tiene palabras dulces como higos, tanto que las hojas se hacen ásperas, como el árbol que da aquellos abiertos hijos, voy buscando prosa, ya que entiendo que los poemas se comentan con versos, no se extrañe de mi palabrería, que lo hago donde se merece, y aquí van con crece, no encuentro un epifonema, por eso se me hizo algo largo el trato, y por su forma de escribir intuyo, que le van bien los comentarios cortos. Saludos. jorge

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  3. ADRIANA, tú lo sientes así y así ha de ser. Lo sabes como poeta, como estudiosa de las letras. Sabes que el amor toca todos los extremos de la vida y es insospechado, impredecible y probablemente la única razón del universo. Y como suma de todos sus elementos,-en el juego de sus contradicciones-, es también goce y hambre del ser, silencio y llanto.

    JORGE, lo dices todo: dulce como el higo, áspero como sus hojas y el árbol de sus hijos. Y esta opinión, sólo esta opinión volcada como comentario, -por lo elevado-, es mucho más que un comentario. Son voces de un poema.

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